En la imagen de la resonancia nuclear magnetica podemos visualizar una hernia discal (inerior circulo azul) entre las vertebras quinta y sexta cervical. Esta hernia produce una compresion de la medula.
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¿Qué es?
Los discos intervertebrales son una especie de almohadillas que se sitúan entre dos vertebras y su función es amortiguar las cargas y permitir el movimiento de la columna. Estos discos están formados por múltiples capas que se disponen una alrededor de la otra en forma de “cebolla” (anillo fibroso), en el interior existe un núcleo gelatinoso (núcleo pulposo), cuando se rompen las fibras que lo rodean el núcleo suele desplazarse hacia atrás en el interior del canal vertebral (que es por donde baja la medula y de donde salen las raíces nerviosas que van a los brazos). La propia rotura produce dolor pero si además esta hernia por su tamaño o localización comprime una de las raíces nerviosas puede producir los síntomas antes descritos en los brazos y manos.
Síntomas
Producen dolor cervical que en algunos casos puede extenderse (irradiado) hacia alguno de los brazos y llegar hasta las manos. Además suele acompañarse de contractura de los músculos del cuello y producir dolor que se refleja (referido) en la cabeza o en los hombros junto a una dificultad dolorosa para mover el cuello. Menos frecuentemente puede producir debilidad, hormigueo y pérdida de habilidad de las manos, así como dificultad para deambular.
Causas
Pueden surgir tras un traumatismo violento, esto suele ser más frecuente en gente joven, tras el que aparecería dolor intenso y con relativa frecuencia los síntomas afectarían a alguno de los brazos. En un mayor grupo de personas, sobretodo entre los 35 y 50 años de edad, puede deberse al desgaste en forma de protusiones o herniaciones de los discos; en este caso los síntomas aparecerían más lentamente, en forma de crisis episódicas.
Tratamiento
Salvo en raras excepciones el tratamiento inicial deberá realizarse mediante antiinflamatorios y analgésicos para tratar el dolor junto a medidas rehabilitadoras. En fase aguda se puede obtener alivio con un collarín cervical, aunque su uso continuado no debe prolongarse más de una semana. La cirugía se reserva para los casos más persistentes con afectación de brazos y manos y para aquellos en los que se aprecia sufrimiento de la medula.
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